Pan de hamburguesas

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El 16 de octubre se celebra el día mundial del pan. Este día fue creado por la Federación Internacional de Panaderos, para dedicar un día especial a un alimento básico que lleva formando parte de nuestra alimentación desde la prehistoria y, para celebrarlo, se organizan  se realizan distintas actividades relacionadas con el pan.

Cuando preparé estos panecillos, no los hice pensando en este día, porque la verdad ni me acordaba, pero la suerte de tener un día festivo entre semana me permitió el volver a encender el horno y preparar una masa de pan. Tenía muchas semillas de sésamo y ganas de volver a hacer pan y de ahí salieron estos bonitos panecillos (modestia aparte).  Después, cuando en alguna parte vi o escuché el recordatorio del día del pan, decidí publicarla en este día.

Aunque no es una receta innovadora ni un pan diferente, es mi pequeño homenaje para celebrar este día, y para resaltar la importancia y la diferencia de la elaboración de un buen pan.

De las hamburguesas con las que hemos dado buena cuenta de estos panes no hay reportaje fotográfico, ya será en otra ocasión que repitamos.

Ingredientes:

500 gr de harina panadera

200/225 gr de agua

75 gr de leche

1 huevo

25 gr de azúcar o miel

10 gr de sal

4 gr de levadura de panadería seca

30 gr de mantequilla

Un poco de leche para pintar los panecillos

Semillas de sésamo sin tostar

Elaboración:

En un recipiente hondo, batir el huevo junto con el azúcar con unas varillas.

Añadir la leche, el agua y la harina y mezclar con una rasqueta o una cuchara de madera hasta que esté bien integrada.

Tapar el recipiente con un paño o con plástico (yo como siempre utilizo los gorros de ducha). y dejar reposar (autolisis) unos 20 minutos para que la harina se hidrate bien.

Añadir la sal al cuenco, nos ayudaremos de la rasqueta para introducirla y que se mezcle bien. Sacar la masa a la encimera y  amasar durante unos minutos.  Dejar reposar unos cinco minutos

Añadir la levadura seca, si quieres puedes añadirla disuelta en un poquito de agua. Ir plegando la masa, para que la levadura se integre a ella, y volver a amasar durante unos cinco minutos más. Comprobar con la prueba de la membrana, si el gluten se ha desarrollado, sino darle unos minutos más de amasado. Ya sabes, amasados y reposos, para que la tarea nos resulte fácil, hasta que la masa sea lisa y elástica.

Añadir la mantequilla en trocitos. Si lo haces a mano, hacerlo con el método de la rasqueta, si utilizas amasadora, ve añadiéndola en varias etapas, para que se vaya integrando a la masa. Si estás utilizando amasadora y notas que la masa se calienta, parar la máquina y dejar reposar unos minutos.

Cuando la masa esté lisa y elástica, formar una bola y colocar en un bol untado ligeramente de aceite.

Dejar fermentar alrededor de hora y media, haciendo uno o dos plegados entre medias.

Pasado el tiempo, sacar la masa del bol y depositar sobre la encimera ligeramente enharinada.

Cortar porciones de unos 120 gr aproximadamente, saldrán unos 8 panecillos (yo saque 7 panecillos porque los hice de un poquito más de 130 gr). Tapar y dejar reposar unos 10 minutos para que el gluten se relaje.

Preparar una bandeja de horno y forrarla con papel.

Ir tomando cada porción y bolear creando tensión (queda pendiente de mostraros como se bolean pequeñas porciones) e ir colocándolas en la bandeja, dejando suficiente espacio entre cada panecillo. Con la palma de la mano, aplastar ligeramente la superficie de los panecillos.

Cubrir con un paño o couche, y si te es posible, con un plástico grande también, y dejar que fermente de nuevo, durante unas dos horas aproximadamente. Para comprobar si han fermentado, tocar los panecillos suavemente con el dedo, la marca debe de permanecer marcada. Estos panecillos no deben greñar, por eso es  importante que  desarrollen completamente antes de entrar en el horno, para evitar que se abran.

Un poco antes de que los panecillos estén, precalentar el horno a 200º.

Pincelar los panes con la leche y espolvorear por encima las semillas de sésamo.

Poner al fuego un cazo con agua y llevar a ebullición. Meter la bandeja con los panes en el horno, y verter el agua hirviendo sobre la bandeja de piedras volcánicas.

Hornear durante unos 15 o 20 minutos, vigilando que la superficie no se dore excesivamente.

Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.

 

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